La pandemia del COVID-19 ha paralizado la actividad humana y está dejando imágenes insólitas de muchos rincones del mundo: calles totalmente vacías, parques cerrados, lugares turísticos sin un solo turista, tiendas cerradas. Parece que la vida ha parado por completo, ya que estamos encerrados en nuestras casas esperando a ver qué pasa. Pero así no es. La vida no ha parado. La naturaleza sigue su ciclo natural mientras la mayoría de nosotros contemplamos nuestras vidas desde las ventanas deseando poder salir sin restricciones.

En los tiempos tan inciertos por las que estamos pasando, de una cosa estamos seguros: echamos en falta a la naturaleza. Los paseos diarios por rincones perdidos donde solo se escucha el canto de los pájaros o por playas desérticas con el olor fresco del océano Atlántico. Poder libremente salir de casa para explorar parajes naturales, sentarse a meditar enmedio de un bosque o disfrutar de la increíble vida silvestre, ahora mismo parece tiempos lejanos. Lo que dábamos por hecho, ahora lo echamos tanto de menos.
Todos sabemos que la naturaleza es importante para nuestra salud. Pero quizás no sabemos cuanto de vital es. Muchos de nosotros vivimos en junglas urbanas rodeadas de cemento sin espacios verdes frondosos y de vez en cuando hacemos una escapada a algún espacio natural. La naturaleza es nuestro primer hogar y si no pasamos suficiente tiempo en ella, nos distanciamos de nuestra esencia.

Según el estudio ejecutado en la Universidad de East Anglia (EEUU) y publicado en Environmental Research, los espacios verdes están asociados a enormes beneficios para la salud. Así lo confirma la autora principal del estudio, la doctora Caoimhe Twohig-Bennett. Este estudio abarcó la valoración de 140 estudios previos que implicaron a 290 millones de personas de 20 países diferentes, entre las que aparecen España, Francia, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos y Australia (Science Direct, 2018).
Entre los beneficios más destacados aparecen:
1. Disminuyen la tensión arterial, la frecuencia cardiaca, el colesterol y, en consecuencia, las enfermedades cardiovasculares.
2. Reducen el riesgo de diabetes tipo II.
3. Aumentan la duración del sueño y combaten el estrés.
4. Se relacionan con menos partos prematuros.
5. Reducen el riesgo de muerte prematura.
Esto quiere decir que cuanto más contacto tengan las personas con espacios naturales, más probable es que gocen de una buena salud general. Nos parece de vital importancia como los espacios verdes ayudan a reducir, la enfermedad conocida como la epidemia del siglo XXI, el estrés, gracias a la disminución significante de los niveles en la saliva del cortisol – la hormona que se genera con la ansiedad.

¿Cuantos de nosotros añoran esos años de nuestra infancia cuando corríamos libres por bosques o playas rodeados de pura naturaleza? ¿A cuántos nos gustaría poder pasar más tiempo en la naturaleza, pero no lo hacemos por falta de tiempo?
Cierra tus ojos y mira si puedes recordar cómo te sentiste acerca de la última vez que pasaste tiempo en la naturaleza. ¿Qué sensaciones te vienen? ¿Puedes recordar fácilmente esta experiencia? Si no es así, puede que padezcas de lo que se conoce como el síndrome por déficit de naturaleza – un desorden nuevo del nuevo milenio y aunque aún no sea una condición médica reconocida, muchos apuntan a que está relacionado con la ansiedad, estrés, fatiga atencional y las enfermedades respiratorias (BBC, 2016)
Quizás aquí en Huelva no padezcamos tanto de este síndrome ya que tenemos playas infinitas, abundante vida silvestre y bosques frondosos. Al fin y al cabo, un tercio del territorio está cubierto de espacios naturales. Huelva representa innumerables posibilidades de disfrute en la naturaleza con enormes beneficios para nuestra salud. Hagamos que esto siga siendo así y que convivamos en armonía con nuestro entorno; no deshaciéndonos de espacios verdes para seguir alimentando el hambre infinita del poder y del dinero.
Más que nunca, vemos la necesidad de no solo preservar espacios naturales sino crear nuevos también. Científicos y ambientalistas sugieren la importancia de proteger la mitad de la tierra y los océanos. Este concepto no es nuevo, ya que en los años 90 el legendario biólogo conservacionista E.O. Wilson, destacó en su libro “Half Earth” lo esencial que era alcanzar la meta de protección. Actualmente varias organizaciones, como Wyss Campaign for Nature y Greenpeace, están promoviendo el movimiento “30x30” que pretende proteger el 30% del planeta para 2030. Puede parecer un objetivo difícil de alcanzar teniendo en cuenta la expansión del dominio del ser humano sobre la Tierra, pero creemos que todo es posible. Lo fundamental es incrementar la conciencia colectiva y buscar formar alternativas al sistema capitalista.
Desde el aire que respiramos, el agua que bebemos, los alimentos frescos que consumimos hasta el sol que nos mantiene con vida, todo es naturaleza. Somos parte de los ciclos de la tierra y la tierra es nuestro hogar más apreciado.
Si cuidamos de nuestra casa con amor estamos seguros de que podemos vivir en equilibrio con nuestra Madre Tierra. Apreciemos y amemos lo que más nos cuida.

Referencias
The health benefits of the great outdoors: A systematic review and meta-analysis of greenspace exposure and health outcomes (2018).
Qué son la solastalgia, el trastorno de déficit de naturaleza y otros desordenes del nuevo milenio (2016) https://www.bbc.com/mundo/noticias-38136747)
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